Dios es un pájaro sobre la escritura
Antonio Trujillo sostiene, en la brevedad de sus textos, el inagotable aliento de lo sagrado. Esto es el verdadero propósito de la poesía: hablar de Dios de manera correcta, hacerlo bien, nombrarlo sin cercenar su potencia, sin detener su desplazamiento y aún más, sin incorporarlo del todo. Es la eterna pugna entre la poesía y la filosofía. Con Antonio Trujillo el lector encuentra una tregua. Lo posible de lo sagrado se manifiesta, siempre, como una agonía del lenguaje y su exclusión sistemática ha dado origen a un discurso moderno que impide al logos marchar en una dirección u otra del hombre. Trujillo se revela como un poeta anti-moderno, cultor de una poética al borde del pensamiento. Su lugar es el allí: donde se hace pasión la certeza y se marchita la flor de la duda. Cesa pues la agonía, la carrera por encarnar la imagen exacta, la medida de su respiración. Después de leer esta antología algo nos autoriza a afirmar que Dios es una cosa que sale de los hombres y suena lejos y es breve de ver y nos hace reales. Y que sólo la poesía verdadera puede dar cuenta de un hecho tan sencillo y cotidiano donde aún nos jugamos la vida. Este es un libro poblado de pájaros, de árboles, de aire, es decir, de las palabras que da en préstamo Dios cuando se marcha.